lunes, 23 de enero de 2012

ORIOLA - ORIHUELA

      Y porqué no recordar el antiguo nombre de la ciudad que la liga a su historia. No en vano su símbolo es el ‘oriol’, la bella oropéndola que corona su bandera tal como lo hace en Valencia el rat penat, junto a las cuatro barras del reino. Pero no sólo compite en simbolismo sino en monumentalidad; podemos afirmar con toda rotundidad que Oriola es, la segunda ciudad más monumental del País Valencià, lo afirmo sobre cualquiera.

      Esta capital del sur lo fue de la provincia o gobernación, superando siempre a Alacant o Elx, gracias a sus huertas regadas por el abundante Segura. Agua + sol = riqueza, invertida en arte y belleza, un elemento indispensable de la política para demostrar que eras alguien. Y Orihuela debía como ciudad fronteriza, arrinconada del reino y rodeada por Castilla, plantar cara y mostrar su fuerza. Por ello tanta iglesia soberbia, tanto arte y tantos palacios de las familias nobles, militares que debían defender la marca. Y todo esto, muy bien conservado gracias a su decadencia; así es, las ciudades decadentes se conservan porque no se renuevan, así pasó cuando perdió capitalidad frente a Alicante y frente a la cercana Murcia, quedando relegada. Pero los últimos años, ha podido revivir gracias a la explotación de sus playas, por ello se ha podido acometer una modélica tarea de restauración y puesta en valor de lo que tenían que era muy mucho, resultado: los visitantes pueden quedar boquiabiertos con esta ciudad desconocida.

      La ciudad se resguarda en una faja entre la montaña donde estuvo el castillo, y el rio Segura, concentrando en poco espacio todos sus monumentos, muy cercanos unos de otros. Guarda varias iglesias, entre ellas tres del gótico pleno con añadidos renacentistas, elegantes, altas y soberbias, con sus retablos dorados y sorpresa, uno de los mejores conjuntos de órganos barrocos de toda España. Todas parecen catedrales pero solo una lo es, puesto que Orihuela tiene su catedral. Y en sus retablos aparece varias veces la mano de Salzillo, el perfeccionista escultor de la belleza sencilla, presente también en el museo de la Semana santa, el mejor y más rico de todo el territorio valenciano con diferencia. Otro museo de referencia y recientemente estrenado es el nuevo museo de arte del palacio episcopal, que incluiría entre los 5 mejores de la C.V. Aparte, tenemos uno de moros y cristianos, otro arqueológico, la sala subterránea de las murallas (todo un solar bajo el edificio de la universidad, excavado y restaurado para su visita en una enorme sala..), o la casa de Miguel Hernández, el pastor poeta.

      También curiosidades como el teatro-circo, o el casino decimonónico, un decadente club de ‘señoritos’ realmente interesante. Y los palacios, enormes, de escudos sobredimensionados que ocupan media fachada, pues los nobles mandaban en la ciudad. Visitamos con un grupo el de los condes de la Granja, familiares de los Alba, con una colección de arte propia del Prado, el palacio más autentico que he visitado nunca puesto que sigue en uso por sus propietarios, y con todo su patrimonio de siglos, pinturas, tapices, armas y armaduras, joyas recuerdos y curiosidades, realmente poco frecuente en todo el país. Pero si con esto ya nos sorprendemos, dejo lo mejor para el final, el edificio más grande de todo el antiguo reino durante muchos siglos: el colegio de santo Domingo, la antigua universidad de la ciudad construida al estilo de aquellos colegios ingleses de las películas, edificios gigantes llenos de claustros, salones, aulas, artesonados y bancos rayados de siglos, que sigue en uso como colegio, y que tiene la mejor iglesia que he visto nunca, y he visto muchas. La gente sencillamente, se queda sin habla. Contiene un barroco extraño y fantástico, libre y genial, un éxtasis de oro y flores que no he visto ni en Roma. Muestra el poderío de los dominicos, que se atreve a empequeñecer la catedral, las iglesias y los palacios que hemos visto anteriormente. Si realmente queréis hacer una salida que os sorprenda, que os mueva, que sea diferente a lo que habéis visto por Valencia, llamadnos y veniros con nosotros a ver Orihuela, apostamos lo que queráis a que nos daréis la razón en todo lo que aquí he contado; os desafío. ¿A qué esperáis?

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